Realmente el título de esta película le hace justicia, es una película estupenda, recuerdo ir a verla al cine, y me causó muchas sensaciones, risa, alegría, pena, emoción.
Es una de esas películas destinadas a convertirse en un clásico.
Esta película cuenta la historia de Melvin Udall un neurótico y desagradable escritor de novelas románticas, por una serie de circunstancias acaba teniendo que cuidar del perro de si vecino gay, Simon, lo cual le lleva a variar algunos hábitos de su vida, en este cambio tiene un papel muy importante la camarera de su restaurante Carol.
No cuento nada más del argumento, porque es una pelícua que hay que ver, cada diálogo es digno de oírse, y es que esta película destaca por un guión cuidadísimo y unos actores en estado de gracia, en especial Jack Nicholson, que se puede decir de un genio como Nicholson? realmente tiene tendencia a personajes algo excesivos, pero este parece hecho a su medida, dando rienda suelta a sus gestosy expresiones. Si buena es la interpretación de Nicholson, no lo es menos la de Helen Hunt como la sufrida madre/camarera de Melvin, tan preocupada y tierna con su hijo, como cortante y algo agresiva al reprender a Melvin, tambien es una grata sorpresa Greg Kinnear en papel del vecino homosexual de Nicholson que aguanta estoicamente las indirectas (a veces muy directas) hacia su persona y ciertos problemas con su perro al principio de la película.
Esta película ganó dos oscars, al mejor actor y a la mejor actriz, y si no fuese por la sobrevaloradísima Titanic y sus otorgados de antemano oscars, Mejor... imposible se hubiera alzado (justamente) con el oscar a la mejor película.
Es una película para ver, de esas con la que disfrutas cada momento, cada diálogo, y para mí contiene una de las mejores frases que se han dicho como piropo, y es que ya lo dice el título Mejor... imposible
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